Saltear al contenido principal
928 806 611

El delito de odio es un delito. Por lo tanto debe ser un acto que se encuentra tipificado como delito en el Código Penal español (donde quedan registrados todos los delitos) y, además, se le suma una especificidad que lo define, y es que la víctima ha sido elegida no al azar, sino debido a su pertenencia a un grupo al que el autor del delito rechaza, odia o desprecia. La pertenencia al grupo puede ser real o percibida así por el agresor, es decir, que el agresor crea que eres gay porque tienes pluma, aunque seas heterosexual.
 
Este delito viene motivado por la intolerancia a la persona diferente, ya sea por prejuicios o sesgo de distinta raíz. Los agresores rechazan que la víctima tenga una dignidad igual a la suya y por eso cometen un delito contra ella.
 
El delito de odio puede estar basado en el origen étnico, sexo, religión, orientación sexual (lesbianas, gais, bisexuales, pansexuales…), identidad de género (las personas trans*), diversidad funcional, adscripción política (por ser de un partido político o de una ideología política concreta), aspecto físico, identidad cultural, origen territorial, situación de exclusión social (mendigos, personas indigentes…), adscripción a un equipo de fútbol, y así hasta 17 causas tiene registrado el Movimiento contra la Intolerancia. En cada estado se define un número de estas características que hacen que el delito pueda ser catalogado como delito de odio. Así en la UE se contemplan 6 supuestos, pero en Bélgica se han detallado hasta 17. En España, con la redacción del último Código Penal, se incluyen 13 factores protegidos mediante agravante, aunque falta por ejemplo la aporofobia.
 
Para resumir el delito de odio tiene dos características claras:

  1. Es un delito y como tal debe estar incluido en el Código Penal.
  2. El delito ha de tener una componente de rechazo, desprecio u odio a la víctima no por ser ella misma, sino por su pertenencia, afiliación, apoyo o conexión (que pueden ser simplemente supuestas por el agresor) a un grupo al que el autor del delito rechaza, odia o desprecia.
Volver arriba